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A pesar de que la noche era demasiado fría, la ventanilla del conductor estaba baja mientras el chico pelirrojo fumaba, mezclando el humo con la condensación de su aliento. Se refregó los ojos, rojos e irritados. -Perdón.-
-No entiendo por qué sigo viniendo si es al pedo.- susurró el muchacho de ojeras a su lado. Tenía la vista perdida en la calle vacía, desprovista de las últimas decoraciones navideñas que aún cubrían la zona más céntrica del pueblo en estas épocas.
-Es porque me querés?- era un punto medio entre una broma y una tentativa sinceridad.
-No como pensás.- contestó sin voltearse, sin darle lugar al chiste. -A esta altura... realmente solo te tengo lástima.-
Lo observó unos segundos. -Da lo mismo.-
-No por lo general.-
-Pero sí para nosotros.-
El muchacho cerró los ojos y apoyó la cabeza contra la ventana en vez de contestar.
-Estás cansado?- preguntó el chico casi inocentemente.
-Qué te parece? Tampoco es como si se te ocurra que tengo trabajo y clases y otros problemas que no sean vos.-
-...Pensé que no querías hablar de tu vida personal.-
Dejó salir un resoplido ante eso. -A esta altura no espero que le des bola a los límites que te pongo.-
Asintió para sí mismo y rumió aquello por un momento de silencio. -Ya sé que te estoy pidiendo demasiado, no tenés que disimular...- su voz salió más pequeña, tímida. -No quiero quiero seguir causándote problemas pero no— se ahogó por un segundo, -Perdón, perdón. No sé qué hacer cuando estoy solo.-
El muchacho se pasó una mano por el cabello y suspiró. -No vamos a llegar a nada así.-
-Podés decirlo si querés, me lo merezco.- lo incentivó. -Lo mínimo que puedo hacer a cambio es dejar que te desquites. Podés decir que soy un inútil y un miserable. Sé que no es agradable pasar tiempo con... con alguien como yo. Por algo todos se terminan alejando, no?- sonrió tristemente. -Sé que preferirías que no estuviera acá... Y sería lo mejor para todos, la verdad--
-Cortala con eso. Dejá de intentar usarme para lastimarte.-
-Perdón, pensé que era lo que querías escuchar.-
-No entendés a qué me refiero.- Negó con la cabeza y luego de otra pausa al fin lo miró a los ojos, su tono más suave. -Sabés que no te odio, no?-
Por unos segundos el chico pareció genuinamente sorprendido, pero enseguida apartó la vista y forzó una sonrisa sarcástica. -Lástima, debe ser bastante inconveniente.-
-Eveljust.- murmuró.
-Por favor, Yanny, necesito un poco de guía.- Puso una mano en la rodilla del muchacho. -Me mandé una cagada y lo admito, ok? Voy a hacer lo que me pidas si--
-No quiero que hagas nada por mí.- lo interrumpió alejándose lo más posible en el reducido espacio, pateando sin querer una de las latas en el piso del auto. -Y no quiero hacer nada por vos tampoco. Quiero que por una vez arregles las cosas solo.-
-Siempre me pudiste ayudar.-
-No estaríamos acá si fuera cierto. No seguirías... así.-
-Estoy intentando.-
-Desde que me fui hace 5 años que estás "intentando".- dijo sin poder esconder su exasperación. -Qué pensaste que iba a pasar? Que porque yo volví todo se iba a arreglar de la nada?-
El chico se encogió como si lo estuvieran retando. -Esperabas más de mí?-
-...No.- admitió después de una pausa. -La verdad que ya no.-
-Extraño cuando me decías que estaba equivocado sobre mí mismo.-
Si esperaba una respuesta reconfortante, no la hubo. En vez, el muchacho echó una mirada por el espejo retrovisor al asiento trasero.
El chico se percató enseguida. -Ni me imagino lo que él debe pensar de mí.-
-Nada nuevo.- Sacudió la cabeza y llevó su atención al complejo de viviendas frente al que estaban estacionados, solo las luces exteriores quedaban prendidas a esta hora; las que no habían sido vandalizadas. -Tendría que irme ya, Kevin me pidió que cuide a la hija mañana a la mañana.-
-Por qué a él ya lo perdonaste y a mí no?-
-No lo-- Se refregó los ojos, intentando mantener la compostura. -Solo estoy haciéndole favores a los dos.-
-Me parecen cosas bastante diferentes.- Tiró la colilla del cigarrillo por la ventana, que se apagó al entrar en contacto con la nieve de la calle. -Hablando de eso, no podría parar en tu casa hoy? Me mata la espalda como para volver a dormir en el auto.-
La mirada que recibió debería haber sido respuesta suficiente, pero solo se encogió de hombros.
-Qué? Tienen un buen sillón en el living, no veo por qué estás siendo tan egoísta, no voy a hacer nada raro.- Entonces esbozó media sonrisa y levantó una ceja. -Además les caigo re bien con tus viejos, ni lo van a cuestionar.- El muchacho no dijo nada e intentó abrir la puerta, pero estaba trabada. -Bueno bueno perdón, desde cuándo no te podés bancar un chiste, Yanny. Así sos con el de ahora también?-
-No te incumbe.- respondió tenso, sus nudillos blancos alrededor de la manija.
-Qué exagerado.- revoleó los ojos. -Ni que fuera la gran cosa, si ni me decís su nombre.-
-Sabés qué, Alan? Sí, lo es.- levantó el tono, ya frustrado. -Porque él no me hace sentir culpable por estar feliz. Lo quiero y quiero hacer las cosas bien. Contrario a lo que pienses, no tiene nada que ver con vos.-
El pelirrojo se mordió el labio para evitar hacer más daño, pero no pudo contenerse. -Le podría preguntar a tus viejos directamente.- El muchacho se quedó helado ante eso. -Aunque tal vez ni sepan... Si seguro ni siquiera les contaste por qué te fuiste. La última vez que pasé a saludar todavía había una foto del grupo en en living.- comentó como si fuera la primera vez que lo consideraba.
-Preferiría que vuelvas a acercarte a mi casa jamás.- Trató de ocultar que su modo de temblar no era por el frío.
-Creo que no los apreciás lo suficiente, sabés lo que daría yo para que mis viejos me traten así?- Susupiró. -Mi vieja no me va dejar volver a casa hasta que se acuerde que yo soy el único que limpia. Solo digo que-- Miró extrañado cómo el morocho levantaba la traba manualmente y abría la puerta. -No querés que te lleve? Posta que es tarde.-
-Mat eo, no podés volver a manejar así.- contestó por lo bajo, decidido. -Fellout a ra din kerzhout, necesito tomar aire.- Salió y dio un portazo antes de alejarse apresuradamente.