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El sol de primavera entraba brillante e intenso esa mañana. El muchacho miraba hacia afuera desde la cama deshecha, en la lejanía se distinguía la silueta de la Prism Tower.
-Pasa algo?- preguntó una voz femenina, segundos más tarde entró la chica al cuarto. -Medio tarde para que sigas en la cama.-
El muchacho se volteó a mirarla, el sol reflejado en su piel oscura contrastaba con las rastas rosadas y la remera blanca varios talles mayor que ella. Se mordió el labio dudando antes de contestar.
-Creés que nuestras almas valen algo?-
La chica soltó una carcajada pero en seguida recuperó la compostura. -Empezando el día para arriba, al parecer.-
-Es que...- el muchacho bajó la mirada, organizando sus pensamientos -tiene que haber algo como almas, no? Por algo hay fantasmas. Cualquiera puede ver un pokemon fantasma, pero solo yo puedo ver a las personas. Y hay muchos pokemon fantasma más. Y algunos de ellos eran personas. Eso significa que las almas de los pokemon son más fuertes? Que valen más?- Se pasó la mano por el pelo, respirando un poco agitado. -Qué pasa si lo único que le sigue a la vida es quedarse en éste mundo? Sino, quién se queda? La mayoría de la gente cree que fuimos creados por un pokemon, vos sabés. Qué dice eso de nosotros?-
La chica se sentó a su lado en la cama.
-Y la mayoría de la gente creería que estás loco por lo que ves.- le sonrió suavemente. El muchacho intentó devolverle la sonrisa, pero se veía claramente preocupado todavía. -Ya sé que nadie puede evitar pensar en esas cosas, y vos encima con tu visión...- La chica le tomó la mano -Pero no podes dejar que esas preguntas te pongan así. Tenemos valor sin importar qué pase después de nuestra vida.-
-Y entonces qué haces?- respondió él.
-Podés creer en lo que te haga sentir mejor.- La chica se encogió de hombros. -Eso hacen todos aunque no lo piensen así. No podés forzar algo que no te cierre. Yo quiero creer que mi hermana está en un mejor lugar, no te parece?-
El muchacho se quedó en silencio, mirando sus dedos enlazados.
-Supongo.- soltó por lo bajo después de unos segundos.
-Dale, arriba.- dijo la chica en un tono más alegre. -Encontré una receta de panqueques que te va a encantar!-
Le dio un beso en la mejilla y salió del cuarto. El muchacho se quedó mirando la puerta un rato, y respiró profundo antes de seguirla.