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Estaban los dos tirados en el sillón, mirando un programa de juegos. Las luces de colores y gritos de emoción de la gente en la pantalla contrastaban con el living apenas iluminado y el silencio que cubría la casa.
-1857.- respondió el muchacho a la consigna que acababa de dar el anunciante.
-No hay forma.- retrucó el chico, pero unos segundos después, la respuesta fue confirmada. -Tendrías que presentarte si sabés tanto de estas boludeces, capaz ganamos algo.-
-Nah, son cosas obvias, lo aprendés como en tercer grado.-
-Obvias para vos y las otras dos personas que prestaban atención en clase.- bromeó, recibiendo una risa satisfecha del muchacho.
-Osea, se celebra todos los años, si no te lo acordás del colegio, lo mencionan en las noticias.-
Un corte comercial baño la sala en una luz tenue y fría.
Lentamente la mano del chico dejó de acariciarle el pelo. El muchacho pudo sentir un cambio en su respiración desde donde estaba con su cabeza en su falda.
Lo escuchó murmurar algo e intentó voltearse para mirarlo, pero su expresión estaba oculta en la oscuridad del cuarto. Su mirada parecía perdida en la pantalla aunque claramente no estaba viendo realmente.
-Dijiste algo?-
-No, tenés razón, soy muy boludo para no saber eso.- respondió, su voz fina.
Intentó captar su atención llevando una mano a su mejilla. -Ey, qué pasa?-
El chico volteó su cara para que no lo vea. -Nada, es que...- su voz casi se quebró por un momento. -Vos sos tan inteligente, y con tus poderes, podrías hacer cualquier cosa que quieras. Y-- y estás con un inútil como yo.-
-Eh?- Frunció el ceño.
-No sé para qué perdés tu tiempo conmigo.- insistió.
-Porque te quiero?-
-Porque sos un boludo.-
Intentó sonreírle, confundido. -No creo que necesite justificar por qué te quiero.-
-Capaz sí, porque te juro que no lo entiendo.- se rió amargamente, sacudiendo la cabeza. -Ya sé que soy tu proyectito y me querés arreglar--
-Eu, no-- se empezó a incorporar. -No es así. Nunca dije eso--
-No lo tenés que decir,- lo cortó, -es obvio.-
Se quedó helado, sin saber cómo responder. Hubo un momento de silencio entre ellos, salvado únicamente por el murmullo del televisor.
-... Perdón, no sé por qué dije eso.- suspiró y se levantó. El muchacho intentó tomar su mano pero se alejó. -Debería irme a casa antes de seguir cagándola.-
-Alan, no te hagas esto.-
-Está bien, nada mas necesito dormir,- dijo apurado mientras tomaba su campera del suelo, -se nos hizo muy tarde.-
-Okey.- murmuró. -Llamame si necesitás algo.-
-Seh.-
La puerta se cerró y, como si fuera una señal, el programa volvió a comenzar. El muchacho se sobresaltó con el sonido de la música y apagó inmediatamente el televisor. Toda la casa quedó a oscuras y en completo silencio. Él ni se molestó en moverse del sillón en toda la noche.